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OSTEOTOMIA DE RODILLA
La osteotomía consiste en realizar un corte parcial en el hueso, ya sea en el fémur (como en los casos de genu valgo)
o en la tibia (en los casos de genu varo) y en la adición o sustracción, dependiendo del caso, de una “cuña” de hueso
para lograr la corrección de la deformidad según la planificación preoperatoria. Una vez realizada la corrección, la
osteotomía se fija con material de osteosíntesis.
¿Para qué está indicada?
Está indicada para disminuir el dolor y prolongar la vida de la articulación en aquellos pacientes que han comenzado
con un proceso de desgaste de la articulación. El desgaste o artrosis habitualmente se manifiesta con síntomas entre
los 50 y 60 años. Existen factores que pueden adelantar la aparición de esta enfermedad, como son los antecedentes
de fracturas en el miembro inferior y cirugías previas alrededor de la rodilla, los cuales pueden generar una desalineación de
la extremidad.
Las osteotomías son una alternativa útil para disminuir o eliminar el dolor en estos casos, mejorar la calidad de vida y
alargar la vida de esa articulación buscando evitar o al menos retrasar la colocación de una prótesis.
Tratamiento
Habitualmente, en la cirugía se realiza primero una artroscopia para evaluar el estado articular y asociar los tratamientos que
correspondan a nivel intraarticular (tratamientos meniscales, del cartílago, reconstrucción ligamentaria, etc).
Lo más frecuente es la corrección de las deformidades en varo de la extremidad, para lo que se realiza la osteotomía a nivel
tibial. Éstas pueden ser osteotomías de adición (se agrega una cuña en la parte medial de la tibia) o de sustracción (se reseca una
cuña de la parte lateral de la tibia). La elección de una técnica u otra depende de las características de la tibia proximal, la edad del
paciente, la altura rotuliana y algunos otros factores que se evalúan en cada caso particular.
Rehabilitación
El proceso de rehabilitación dependerá de la técnica que se haya realizado, variando así las opciones de cargar el peso del cuerpo
las primeras semanas. En términos generales, el paciente comienza con ejercicios de activación muscular y recuperación de la movilidad
desde el primer día del postoperatorio, siendo el tiempo estimado de internación entre 48 y 72 horas.
Las muletas se utilizan entre 4 y 8 semanas dependiendo de cada caso en particular y la mejoría del paciente comienza a ser significativa
después del tercer mes.
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