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LESION DEL LIGAMENTO LATERAL INTERNO DE LA RODILLA

Lesión del ligamento lateral interno de la rodilla 

La lesion del ligamento colateral interno de la rodilla es una de las causas frecuentes de consulta en lesiones deportivas.

Siendo estadísticamente este esguince en la rodilla el que se presenta más comúnmente, sobre todo en el fútbol profesional, debido a la variedad de movimientos que realizan con la pierna en valgo. Sin embargo, no es una patología exclusiva de este deporte, ya que puede suceder también en otros como el esquí, el balonmano y el rugby.

¿Qué es el esguince de ligamento lateral interno de la rodilla?

El ligamento lateral interno cumple un rol esencial en la estabilidad de la rodilla, por lo cual su afectación provocará una inestabilidad aguda o crónica. Esta lesión se produce por una distensión parcial o total del ligamento a causa de un estiramiento excesivo en el mismo, cuando la articulación es forzada más allá de sus límites anatómicos normales, bien sea por un traumatismo directo o indirecto.

Clasificación del esguince del ligamento lateral interno de rodilla

Dependiendo del alcance de la lesión este se puede presentar en tres grados diferentes, los cuales son:

  • Grado I: que se caracteriza por un dolor moderado, con poca inflamación y se mantiene la movilidad

  • Grado II: produce dolor con perdida moderada de la funcionabilidad, inflamación y ligera inestabilidad

  • Grado III: se encuentra altamente comprometida la funcionabilidad, con presencia de importante inestabilidad, gran inflamación y sumamente doloroso.

Rotura o esguince de ligamento lateral interno de la rodilla. ¿Qué es? causas, tratamiento fisioterapéutico.

Causas del esguince de ligamento lateral interno de la rodilla

Las causas más frecuentes por las cuales se puede presentar un esguince del ligamento lateral interno de la rodilla pueden ser:

  • Un traumatismo directo en la cara interna de la rodilla.

  • Un traumatismo directo en la cara externa de la rodilla que desplace la tibia hacia adentro.

  • Rotación del cuerpo forzada sobre la rodilla, situación que suele estar acompañada de una lesión de los meniscos.

Esta lesión puede presentar los siguientes síntomas:

  • Apreciar un chasquido al momento de la torcedura

  • Dolor, sobre todo al intentar caminar y al momento de palpar la zona

  • Inflamación

  • Sensación de inestabilidad en la articulación

  • Limitación al movimiento

  • Enrojecimiento de la zona afectada.

  • Sensación de adormecimiento en la cara interna de la rodilla.

  • Puede existir presencia de hematoma.

Tratamiento médico

El tratamiento médico dependerá del estadio en el que se encuentre la lesión y según el grado de rotura que haya presentado. Para el mismo se indicara:

  • En la lesión de grado 1, generalmente se trata de manera conservadora con inmovilización para regenerar la estructura afectada e iniciar un programa de rehabilitación lo más pronto posible, con el fin de fortalecer y potenciar las zonas implicadas y trabajar la estabilidad.

  • En caso de presentarse la lesión en grado 2 o 3, se debe individualizar el caso e indicar el tratamiento según las necesidades propias del paciente, bien sea con un tratamiento conservador definitivo o por el contrario, una intervención quirúrgica de manera inmediata.

Tratamiento fisioterapéutico

El tratamiento fisioterapéutico es fundamental para la recuperación adecuada de esta lesión, y estar enfocado de diferentes maneras y siguiendo distintos protocolos según sea el grado de lesión que presente el paciente.

  • Primordialmente se debe buscar la disminución del dolor y la inflamación, para conseguir una correcta deambulación, además de permitir realizar los ejercicios sin generar molestia, por medio de baños de contraste y utilización de la electroterapia.

  • La hidroterapia es de gran ayuda en estos casos, debido a que disminuye el estado de estrés del paciente ante la terapia, permite realizar los movimiento sin provocar dolor o molestia, además de la resistencia que ofrece el agua, por lo cual, al mismo tiempo ayudamos a potenciar la musculatura.

  • Se debe de realizar un programa de ejercicios que permita aumentar la flexión de rodilla, estimular la recuperación de la propiocepción y la estabilidad, así como ganar fuerza muscular, implementando ejercicios que requieran de las habilidades especificas del deporte que es practicado por el paciente.

  • La bicicleta estática suele ser de gran utilidad para mejorar la movilidad de la articulación.

  • También es recomendable realizar masajes mediante la fricción transversa profunda de las fibras musculares, para permitir una mejor reorganización de las fibras del ligamento, consiguiendo un mayor aporte de nutrientes en la zona para una mejor regeneración tisular.

Por último, no hay que olvidar la importancia de la prevención, ya que estas lesiones se pueden evitar si mantenemos un buen plan de entrenamiento que no deje a un lado el trabajo propioceptivo, realizando también en conjunto ejercicios de coordinación y fuerza. Es por esto, que se debe contar con un buen equipo profesional que atienda con eficacia las necesidades de propias de cada deportista.

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