Consiste en el aumento de la concavidad anterior de la columna dorsal. En la mayoría de los casos se debe a la adopción prolongada de posturas inadecuadas o a que falta potencia en la musculatura paravertebral.
En una pequeña proporción de los adolescentes con hipercifosis, la deformación no se debe a estos vicios posturales ni a la falta de musculatura, sino a una anomalía en el proceso de osificación de las vértebras dorsales, conocida como enfermedad de Scheuermann. En realidad no es una enfermedad, sino tan sólo una variante de la normalidad que ni causa dolor de espalda ni aumenta riesgo de padecerlo en el futuro.
Otras causas de hipercifosis son las infecciones tuberculosas de la vértebra, y los aplastamientos vertebrales por osteoporosis. Lo habitual es que no cause dolor y que sólo sea una observación estética. si se mira al individuo de perfil, se percibe el aumento de la curvatura, en forma de «joroba» o «chepa».
Esta observación directa puede confirmarse con una radiografía, con la que se determinan sus causas. A veces, también es necesario hacer una gammagrafía ósea, una prueba que desvela la existencia de infecciones o tumores en el hueso.
Tratamiento
La corrección de los vicios posturales y el ejercicio adecuado, adaptado por el médico para cada paciente, suele ser suficiente para corregir la hipercifosis y prevenir o tratar los dolores que puedan existir.
Excepcionalmente, algunos médicos recomiendan un corsét en casos especialmente deformantes o progresivos de la enfermedad de Scheuermann y que se detectan antes de que termine el crecimiento. En esos casos, es necesario evitar la atrofia muscular que implica el uso constante del corsét, por lo que hay que quitarlo con la periodicidad que prescriba el médico para que el niño haga ejercicios o natación.
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