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SACRALGIA
La sacralgia es la aparición de molestias en la zona baja de la espalda. Normalmente proviene
de la articulación sacroilíaca, que une el hueso de la cadera con la zona baja de la columna
vertebral, llamada hueso sacro. Un tipo de sacralgia es el síndrome sacroilíaco. Además, las
molestias pueden ser producidas por la columna lumbar, la zona baja de la espalda que forma
una curvatura o lordosis. En un 62% de los casos de dolores de espalda corresponden a esta zona.
Médicamente se refieren a la sacralgia como síndrome lumbar. Según la intensidad del dolor y el tipo
de síntomas añadidos se diferencian tres estadios de este síndrome:
- El síndrome lumbar no radicular: la sacralgia se acota a la zona lumbar.
- Síndrome lumbar radiado o radicular: el dolor se irradia a la pierna.
- Tambien el síndrome lumbar complejo o catastrófico: aparecen otros síntomas como parálisis, incontinencia
de orina o de heces.
Anatomía de la zona baja de la espalda
La columna vertebral se compone de 24 vértebras, que se agrandan en la zona lumbar. La relación de
la sustancia ósea ligera, llamada trabécula ósea o esponjosa, y la sustancia ósea compacta se establece
basándose en que la carga de la columna que se concentra en la zona lumbar. La parte baja de espalda,
por tanto, carga con el mayor peso, mucho más que, por ejemplo, la zona cervical. Por eso las alteraciones
degenerativas y los dolores (sacralgia) se dan con más frecuencia en esta zona.
El hueso sacro se encuentra bajo la columna lumbar y sobre el cóxis. Sobre la articulación sacroilíaca está
unido a la pelvis y junto al hueso de la cadera forma la pelvis ósea o cinturón pélvico. El hueso sacro se
compone de cinco vértebras soldadas entre sí que aportan una sólida base a la parte inferior del cuerpo.
Causas
Normalmente, el dolor está relacionado con otras patologías o con el desgaste en la columna vertebral.
Desgaste
Solo con el andar erguido de una persona, las vértebras y los ligamentos están sometidos a una fuerte carga.
Es importante, por eso, mantener en el ejercicio una postura de la espalda natural y combinar carga y descarga
en los movimientos. Así se nutren los ligamentos, se entrenan los músculos de la espalda y se cuidan las
articulaciones de la columna. En casos de sedentarismo y sobrepeso, pero también por causa de posturas o
cargas inadecuadas, se puede llegar a un desgaste y su consiguiente sacralgia.
Tratamiento
El tratamiento de la sacralgia se basa en terapias fisioterapéuticas y medicamentosas del dolor. En el caso de
que la sacralgia sea un síntoma acompañante de otra enfermedad es importante tratar ésta también.
Tratamiento medicamentoso
Si la sacralgia es infecciosa, se puede hacer un tratamiento a base de antibióticos (tetraciclina para infección
por clamidias para evitar que derive en una sacralgia crónica como en el síndrome de Reiter.
Si la causa en una enfermedad reumática, se emplean esteroides (por ejemplo, cortisona) y antirreumáticos
no esteroideos que actúan contra la inflamación.
En el caso de una sacralgia degenerativa, junto a fisioterapia y los medicamentos contra el dolor se tomará
calcio, vitamina D y eventualmente calcitonina, igual que en el tratamiento de la osteoporosis.
Si estamos ante un dolor muy agudo se puede inyectar un anestésico local para reducir la molestia y recuperar movilidad.
Si el origen son tumores hay que tratarlo lo más acertadamente posible. Los medicamentos mitigan el dolor.
Las sacralgias producidas por metástasis se pueden tratar con bifosfonato. Los agentes activos aíslan la degradación
ósea y refuerzan el hueso gracias a la acción del calcio. Este efecto se puede apoyar con calcio y vitamina D,
igual que en el tratamiento de la osteoporosis.
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