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QUISTE DE BAKER

El quiste de Baker es un bulto lleno de líquido que se manifiesta en la corva de la rodilla.
Esta lesión se enmarca dentro de las llamadas enfermedades crónicas de la corva. Las
causas pueden ser la artritis reumatoide (reumatismo) o los daños crónicos en el menisco.

El quiste de Baker es una lesión que se forma cuando el organismo trata de compensar daños en la rodilla
causados por un aumento de producción de líquido sinovial. La mayor presión permanente conduce a una
relajación del tejido conectivo circundante y a la formación de un quiste lleno delíquido. El quiste de Baker
es una patología que afecta, normalmente, a personas de mediana edad en adelante. No es frecuente,
pero los niños también pueden verse afectados por este tipo de quiste.

El quiste de Baker se caracteriza por dolor e inflamación en la corva de la rodilla y en los músculos de la
pantorrilla superior. La intensidad de los síntomas varía en función de los movimientos que se realicen.
Si el quiste se desgarra surge dolor intenso detrás de la rodilla. El diagnóstico se realiza en función de los
síntomas, la anamnesis y las técnicas de imagen (ecografía y tomografía por resonancia magnética) que
pueden representarse las proporciones exactas del quiste de Baker.

En el quiste de Baker hay dos opciones de tratamiento: una operación o el tratamiento conservador con
medicación. El mejor pronóstico es la extirpación quirúrgica de la causa (por ejemplo, el daño del menisco).
El tratamiento conservador consiste, principalmente, en la toma de antinflamatorios. Si esto no ayuda, es
necesario extirpar el quiste de Baker quirúrgicamente. De todos modos, el quiste de Baker probablemente
surgirá de nuevo si la causa permanece sin tratar.

Terapia conservadora

El tratamiento conservador suele ser la primera opción. Los fármacos antinflamatorios no esteroideos se suelen
pautar en primer lugar, sobre todo, los medicamentos no esteroides (sin cortisona) como el ibuprofeno o el diclofenaco.

La aspiración del contenido líquido del quiste de Baker o la inyección de cortisona no son tratamientos recomendados
y, por este motivo, no se suelen emplear para el tratamiento de este tipo de quiste.

Terapia operatoria

Si tras dos a tres años con tratamiento conservador el quiste de Baker no remite se recomienda la extirpación completa del quiste.

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