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ROTURA DE TENDON DE AQUILES

El tendón de Aquiles o “cuerda del talón” es el tendón más fuerte del cuerpo. Se sitúa en la parte
trasera e inferior de la pierna uniendo los músculos gastronecmios y sóleo al hueso calcáneo.
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Lesiones del tendón de Aquiles

El tendón de Aquiles puede sufrir diferentes lesiones como:

  • Tendinitis. Inflamación del tendón.
  • Tendinosis. Degeneración del tendón.
  • Bursitis. Inflamación de las bursas, las cuales ayudan al deslizamiento del tendón sobre el hueso.
  • Rotura.

¡Hoy vamos a centrarnos en la rotura del tendón de Aquiles!

La rotura del tendón puede ser parcial o total, con mayor posibilidad entre los 2-6 cm por encima
de la su inserción en el calcáneo por su menor vascularización.

Causas de la rotura del tendón de Aquiles

Cuando la rotura se produce en gente joven las causas suelen ser desviaciones anatómicas que
producen una tracción anormal, en el deporte malos gestos y repetitivos, y el uso de corticoides.

La causa traumática más común es la contracción brusca del tendón. Tenemos que tener en cuenta
que el tendón de Aquiles es biarticular, tiene que existir un movimiento sincronizado entre tobillo y rodilla,
relajación de uno cuando se contrae el otro, al provocarse una descoordinación puede producirse una
tensión brusca y romperse.

¿Cómo podemos tratar la rotura del tendón de Aquiles?

Un tendón fuerte y grueso está ubicado en la parte inferior de la pantorrilla, justo encima del hueso del talón:
el tendón de Aquiles. Este tendón y los músculos que se encuentran allí soportan todo el peso de nuestro
cuerpo, sobre todo cuando estamos erguidos. La configuración de este tendón no lo aleja de presentar
lesiones, como su rotura parcial o total. En este vídeo te explicaremos cómo se produce la rotura del tendón
de Aquiles, cómo diagnosticarlo y cómo es su tratamiento.

Factores de riesgo para sufrir roturas del tendón de Aquiles

Hay condiciones por las cuales el tendón se puede encontrar debilitado y tener más riesgo de una rotura:

  • Estructura del hueso anormal, pie cavo y pie plano
  • Roturas anteriores
  • Inflamación crónica, así como enfermedades como la artritis reumatoide, diabetes
  • Edad, menor flexibilidad del tendón y mayor posibilidad de rotura
  • Ciertos medicamentos como los esteroides o ciertos antibióticos
  • Sobrepeso

Síntomas y diagnóstico de las roturas del tendón de Aquiles

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Los síntomas comienzan con un chasquido audible acompañado de un dolor fuerte y agudo en la zona del tendón.
Suele acompañarse por inflamación y hematoma, así como dificultad para andar y colocarse sobre las puntas de los pies.

Ante una rotura lo primero que debemos hacer para aliviar los síntomas es aplicar hielo y elevar la pierna, compresión
e inmovilización de la pierna.

La clínica de la rotura del tendón de Aquiles suele ser sencilla:

  • Flexión plantar contra resistencia imposible
  • Imposibilidad para colocarse de puntillas
  • Marcha anormal
  • Falta de continuidad en el tendón
  • Prueba de Thompson. El paciente en posición de decúbito prono y el pie colgando, se realiza una compresión
    a nivel de la masa gemelar, en condiciones normales se produce una flexión plantar simultánea a la compresión,
    en caso de rotura no existirá esa flexión plantar
  • Signo del hachazo. Defecto del contorno del tendón y tumefacción

Existen pruebas que pueden ayudar al diagnóstico como son las ecografías y la resonancia magnética.

Tratamiento de la rotura del tendón de Aquiles

El tratamiento tiene el objetivo de recuperar la fuerza del tendón y la función completa del tobillo. Existen dos métodos:

  • Método conservador
  • Con cirugía

Existe mucha controversia a la hora de elegir entre los dos tratamientos, cuál conviene más en cada caso, se pueden leer
diferentes artículos y encontrar variedad de opiniones al respecto. Yo voy a exponer lo que mi experiencia me dice.

El método conservador está enfocado para roturas parciales del tendón, en personas de avanzada edad, con poca actividad
y en personas con problemas médicos subyacentes. Tiene la ventaja de no presentar los riesgos inherentes a la cirugía.
Es necesario la inmovilización de 2 a 3 meses, primero con yeso de 8 a 10 semanas dejando libre la rodilla, durante las 4 o 6 primeras
semanas el pie debe estar en posición equina y con prohibición de apoyo. El paso siguiente es disminuir la posición equina del pie
y empezar el apoyo con una bota de marcha. Una vez finalizada esta etapa se comienza la recuperación funcional.

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